Entre sus beneficios más destacables se encuentra el hecho de lograr un mejor control de microorganismos (virus, bacterias, hongos y esporas). Además, es un método que resulta eficiente y eficaz a la hora de abordar grandes espacios y superficies.
No obstante, es considerado un método mucho más efectivo cuando se lleva a cabo dentro de espacios cerrados tales como oficinas y edificios, entre otros, debido a que permite a las partículas desinfectantes el poder concentrarse dentro de un mismo espacio y con ello asegurar la efectividad del desinfectante aplicado.